El pequeño gatito parece haberse extraviado. No recuerda dónde vive, ni tampoco cómo se llama. Lo primero será ponerle un nombre. Blanco y chiquitito Cebollín suena bien! Lo segundo, un buen desayuno. Porque toda aventura que se precie debe comenzar con el estómago lleno. Quién sabe cuándo volverán a probar bocado. Sin apenas pistas, Buster hará todo lo posible por ayudar a su nuevo coleguilla. Pero la cosa no pinta fácil Perros, bandas callejeras, un señor con bigote del control de animales y, por si fuera poco, los monstruitos empiezan a salir de las casas!! Afortunadamente, Chauncey y Nova se unirán a sus andanzas, y menuda suerte, porque cualquier problema siempre se enfrenta mejor rodeado de amigos.